vicio de gente.
cuando clickea en la cabeza el hecho inapelable de que esta noche me quedo sola, la realidad golpea. y no es grato.
hay ciertas personas que producen mayor dependencia. cierta gente en tu vida, por la cual incluso perdés el tiempo, o vas a lugares que no te gustan. quizá hasta dejes de hacer cosas que querías hacer, y te sientes a esperar que esa persona decida cuales son sus planes para esta noche y vos estas entre las cuatro primeras opciones.
pero a veces la idea de la soledad desespera. feo el momento en el cual una se da cuenta, tristemente, que estar tiempo sola, cuesta. entonces la agenda, entonces el chat, entonces cualquiera artilugio pavote que nos robe la soledad y nos arranque hacia, aunque sea, alguna mala compañía.
hay días en que ni eso funciona. días en los que es inapelable. no hay nadie.
llegas a tu casa, y bajas al super, a ponerte decididamente del orto. comer mucho, tomar mucho.
y caminas por tu casa. enumerando tus conductas extrañas. como caminar por ahí, con varios ceniceros repartidos en tus tres ambientes, mientras te fumas un pucho. defendiéndote de las paredes.
y pensas que sos rara.
pero hoy no te molesta tanto estar sola. y te sumergías en tus divagues. en tus rarezas. en las cosas a las que la mayoría del tiempo no te entregas, por que no queres ser rara.
y terminas siendo lo que, inevitablemente, sos.
sola. rara.