venía cuesta abajo el festejo por que eramos pocas, por que no teníamos plata, por que es feo sentir que una crece y las que estuvieron siempre empiezan a faltar. cuando empieza a pasar medio que no lo querés creer. reniego de que me den vueltas para decirme las cosas. me re contra caliento por que de pronto todo es más importante que las que te teníamos las cabeza cuando no parabas de llorar. yo que estuve ahí, que te vi llorar por todos los tipos que te dejaron, o que te pegaron, o que te engañaron, cuando engañaste vos, cuando lloraste vos por que quien iba a querer a una mina rastrera y mentirosa.
en la cancha se ven los pingos.
pasa así.
que no entienden que por ahí la amistad es quedarnos mirando grey´s anatomy todo el finde, escapandole al frío, a la charla profunda y a los bares de palermo que son caros y sucios y nunca pasa nada interesante.
si tuviera un buen video con delivery jamás saldría de mi casa.
al final, el día de la amiga del año pasado eramos tres olvidadas mujeres, juntas por una circunstancia, haciéndonos amigas ahí. declaradamente borrachas, encerradas con una guitarra en una cocina de belgrano. fue bárbaro. reírnos hasta no poder, cantar, hablar, confesar cosas. un verdadero día de amistad compartida.
y no toda esta cháchara marketinera, esta cosa de verse el día del amigo y nunca más, hacerse la salgo con mis amigas, empezar a desesperar una semana antes a ver que vamos a hacer por que tu novio sale y vos no querés ser menos.
no a venir a cumplir. no a venir a brindar. no a publicitar imágenes de tu vida que te parecen que son más copadas. se es lo que se es.
y si sos una boluda y no paras de querer estar con tu novio, y tu identidad se corta en ese límite: hacete cargo mamita.