mi nombre es ( y era ) Laura. y hacía casi 4 años que arrastraba mis pantalones por los pasillos de la facultad de ciencias sociales de la universidad de buenos aires.
y en tanto andar cansado chusmeando los pasillos, algo nos estábamos perdiendo.
más veces de las que podríamos contar habíamos formado parte de asambleas eternas en la puerta de nuestra casa de estudios; cada militante, según su tinte político, en sus 3 minutos reglamentarios en los que podía extender su participación, revoleaba argumentos hacía el rancho enemigo y esperaba ganar adeptos con cada frase gastada que se repetía. allí presenciamos millones de discursos que se pretendían iluminantes, e intentaban, en consecuencia, sacudir la comodidad académica, esperando decantar en la profundización de relaciones carnales con movimientos piqueteros "de verdad". y lo que primero era novedoso entro a aburrir fatalmente. claramente la política era otra cosa.
Mosconi nos vino al pelo, y ahí si que empezó todo.
la cuestión fue más o menos así: todas teníamos un "algo" con un chico del que pensabamos las mejores cosas. el x era feo, pero en sociales hay elementos de valor estético que no son los que se erigen como estandarte de belleza en el conjunto social. el x los tenía todos. era medio indigenista, medio piquetero, anteojos de leer con marco negro, pelo largo, bocha de libros y una larga y frondosa trayectoria activista. el x no escondía su soberbia ni su look teacher militante, ni siquiera sus ganas de voltearse a todas; esto nos escendía nuestra esencia más hippie, y mareadas por el humo del faso, y con un sencillisimo: vamos? de por medio, entramos como caballos a querer reventar la moral reinante.
todo era revolución, todo era resistencia y todo era leído en esa clave.
enloquecidas con las luces de colores nos subimos al bondi y fuimos a parar al medio de la nada en donde todo era más que fantástico. y a mis jóvenes 21 años empezó a picarme el bicho loco de la patria socialista de verdad, con todo lo que eso implicaba.
3 comentarios:
Es loco eso que decís de los estandartes de belleza, cuando te leía pensaba "es un tipo al que nunca le daría bola" pero en su habitat tenía toda la onda. Es raro eso, siempre lo pienso, la belleza es tan subjetiva.
no hubiese sido más x ir en tren?
muy interesante....hay que ver qué costumbre dió esa nueva patria... el amor por la masa quizás?
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